Seguimos nuestro particular recorrido por Japón, un país fascinante por su arte y su poesía, sus costumbres, su filosofía, sus artes marciales; la convivencia entre lo nuevo y lo tradicional (tanto en la arquitectura como en la forma de vida), ese contraste tan hermoso; la exótica y enigmática belleza de sus mujeres, sus geishas y cortesanas, sus paisajes…
El otro día ya os comentaba que las Ukiyo-e (“pinturas del mundo flotante”), esos fantásticos grabados japoneses que representaban cortesanas hermosas, luchadores y otros temas populares, han causado y siguen causando fascinación en Occidente (“japonismo”). Entre los artistas occidentales que sintieron esa fascinación por el arte japonés se encuentra Van Gogh, que coleccionaba estampas japonesas, y llegó a reproducir en su personal estilo algunos de estos antiguos grabados japoneses; por ejemplo pintó en 1887, “la cortesana”, inspirándose en una obra de Kesai Eisen.
En la imagen, mi dibujo “geisha atacada por su propio tatuaje”.
1 comentario:
Realmente interesante y edificante.
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